jueves, 23 de marzo de 2017

Quizás.

Quizás muchas veces el fallo está en no amar lo que se hace.
Hacer las cosas por obligación.
Convertirlas en castigos.
No buscar el lado positivo.

Quizás deberíamos aprender a disfrutar más y a odiar menos.
Dar oportunidades.
Abrir la mente.
Salir de nuestra zona de confort.

Quizás es eso lo que me pasó a mí.
Pasar de odiar el deporte a disfrutar de cada entrenamiento.
No concebir mi vida ahora sin esas horas de desconexión.
Solo mi cuerpo y yo.
Avanzando, entendiéndonos, creciendo.

Quizás las personas necesitamos conocer más nuestros cuerpos.
Hablar largo y tendido con ellos.
Escucharlos y respetarlos.
Entender qué sí, qué no y por qué.

Quizás el deporte no sea obligar.
Quizás sea entender y adaptar.
Quizás sea comprender que no todos podemos hacer lo mismo.
Pero que todos podemos tener una actividad física hecha para nosotros.

Quizás todo esto va de aprender a quererse.
Aprender a amar lo que hacemos.
Encontrar lo que sí y lo que no.
Entrenar respetando nuestro cuerpo.







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