domingo, 7 de febrero de 2021

Cobardes.

 Nos evitamos, nos ignoramos e hicimos como si nada. Nos escondimos en miradas furtivas, medias sonrisas y mensajes cifrados. Tensamos la cuerda durante tanto tiempo que cuando llegó el momento de la verdad no supimos qué hacer ni cómo hacerlo.

Esa noche era nuestra y fuimos unos cobardes. Y probablemente es de lo que más me arrepiento a día de hoy, de no habérmela jugado contigo, de no haber apostado todo a esa carta. 


Yo, que siempre he apostado a lo loco. Yo, que he sido una kamikaze en todo lo importante. Yo, que todo lo bueno que he ganado ha sido tirándome al vacío sin paracaídas. 


Menos contigo. Contigo nunca. Y quizás por eso jamás gané en este tira y afloja, porque me acojoné incluso sabiendo que las decisiones que al principio dan miedo casi siempre son las correctas.


Pero no dejo de pensar que esa noche era nuestra y que nos debemos otra. Una en la que por fin seamos valientes y pongamos toda la baraja en la mesa. Una noche en la que juguemos de cara, sin reservas. Un todo o nada. Y que sea lo que tenga que ser.


Que si pierdo, ya resurgiré como hago siempre. Que el miedo a una nueva herida no es motivo para no presentar batalla una vez más. Que prefiero que seamos cicatrices a un eterno “y si..”. Que si me la tengo que volver a jugar por alguien, que sea por ti.


No hay comentarios:

Publicar un comentario