Pero mira, tío,
kamikaze se nace,
es algo que no se puede evitar,
y yo nací y moriré así.
Arriesgando todo por nada,
jugándome la vida por lo que creo que puede merecer la pena,
apostando hasta el último aliento a un instante que marque la diferencia.
Aunque me pegue la hostia del siglo y tenga que recomponerme una vez más,
aunque sean tantas las heridas que pierda la cuenta,
aunque me deje partes de mí que nunca recuperaré en cada golpe,
aunque jamás vuelva a ser la que era tras cada cicatriz.
A pesar de todo, me merece la pena vivir así,
a lo loco y que sea lo que Dios quiera.
Que sea lo que tenga que ser,
pero que nunca me quede con las ganas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario