domingo, 21 de febrero de 2021

Naufragio.

Sientes que te hundes en mitad de una tormenta perfecta en la que las olas no te dan tregua. 

La sal te quema cada órgano que consigue alcanzar, como un veneno implacable. 


No ves, no respiras, 

ya casi no puedes luchar. 


Solo agua y sal. 

Solo mar. 

Solo desastre. 


Duele. Escuece. Quema. 

Te hundes cada vez más.


Pero, sin saber muy bien cómo, le plantas cara a ese veneno que te está matando y lo conviertes en tu propio antídoto. Logras plantar una semilla en plena tormenta, en un territorio tan hostil que parece imposible. 


Y entonces eres capaz de renacer, 

de volver a ser, 

de vivir.

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